Ayer vi un reportaje sobre el suicido. Mi visión del
tema fue que se abordó con mucho respeto y consideración hacia las familias que
pasan por este trago amargo. Las estadísticas alarmaron enormemente a mi
corazón: La primera causa de muerte violenta o trágica en España por encima de los accidentes de tráfico, con una media de 9 suicidios al día. Los profesionales no encuentran la razón por la una
persona sufra tanto como para detener su vida y la de sus familiares y amigos, otras
grandes victimas de este drama, aquellos que se quedan y que tienen que convivir
con el sentimiento de culpa y con una constante pregunta que nadie responde: ¿si hubiese echo algo más? y ¿por qué? La realidad es que la
persona que llega al un sufrimiento tan grande como para no querer vivir es difícil
que alguien pueda hacer algo más. Los especialistas dicen que nunca debe
tomarse por llamar la atención una persona que nos dice que ya no quiere vivir,
que desterremos la idea de que aquel que quiere morir no lo dice por que muchas
veces sólo quiere decirte estoy sufriendo, soy infeliz, no puedo más…ayúdame!!! y que al contrario que se hable del tema y se trate de buscar la razón por la que surge este planteamiento en su cabeza.
No creo que la pérdida de un ser querido que se suicida
pueda superarse, sólo se puede sobrevivir al día a día. Lo triste de todo esto es que la
mayoría de la gente no sabe hasta que punto su familiar es tan desgraciado o
tan infeliz para pensar en quitarse la vida en un momento de su vida, ya sea por
un desengaño amoroso, por depresiones, por soledad…Además de añade a esto al
silencio que se crea entorno al suicidio de un ser querido lo que convierte quizás
en más duro el afrontar la pérdida.
Muy triste
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